La cordada integrada por el abulense Fernando Sanz Pindado del Grupo Montaña Almanzor y el peruano William Alvarado hizo cumbre el pasado 18 de junio, en el Alpamayo. A 5.947 metros, el Alpamayo se impone como un gigante helado en la Cordillera Blanca. Su pared suroeste, con 400 metros de hielo vertical a 60-90 grados de inclinación, se eleva en una elegante y dura pirámide natural.
Para ascender a la cumbre decidieron atacar la pared nevada a través de una variante intermedia entre las rutas “Francesa” y “Ferrari”, una elección táctica frente a condiciones meteorológicas adversas debido a las recientes nevadas en la montaña. La principal dificultad la encontraron en la bajada debido a que la nieve caída durante la ascensión había cubierto las reuniones que debían utilizar para bajar.
La ascensión arrancó con una aproximación al campo alto desde el glaciar Arhuaycocha. La noche en el Campo Alto, a 5.500 metros, había sido especialmente fría. Por su parte, el otro componente de la cordada el madrileño Pedro Pereda, tras la mala noche pasada en el campo alto, optó por no acometer el ataque final.
Así, los dos componentes de la cordada iniciaron el tramo técnico entre grietas profundas y cornisas inestables. Para ascender a la cumbre en el Alpamayo requerieron asegurar con tornillos de hielo y estacas de nieve durante sus ocho largos de la pared. Este desafío exige no solo técnica avanzada (WI4-WI5), sino también una fortaleza física y mental a prueba de altura y fatiga.