Aldaba-Proyecto Hombre alerta que más de la mitad de las familias “conoce, tolera y comparte” el consumo de alcohol de sus hijos menores de edad

La Fundación reclama una “responsabilidad compartida” al asegurar que la bebida es un problema social, por lo que pide la colaboración del mundo adulto como hosteleros, vendedores y políticos, entre otros

La Fundación Aldaba-Proyecto Hombre alertó hoy en Valladolid que más de la mitad de las familias que acuden en busca de ayuda para abordar las adicciones de sus hijos por el consumo de alcohol “lo conoce, tolera, permite e, incluso, lo comparte”, pese a ser menores de edad.

El Servicio de Referencia de Prevención de Valladolid, que lleva a cabo Proyecto Hombre de la mano de la Junta de Castilla y León para jóvenes entre 12 y 21 años por consumo de diferentes sustancias, atendió en 2024 un total de 155 casos en la provincia (de los que 110 fueron chicos). Se trata de una cifra superior a los 138 registrados el año anterior. La edad media de las personas atendidas fue de 16 años.

La coordinadora del área de Prevención de la Fundación, Eva Camarero, explicó, según recogió la Agencia Ical, que se lleva a cabo un abordaje integral de los jóvenes para hacer frente al binomio del cannabis-tabaco, que son las drogas de “referencia”. Manifestó que lo habitual es que las familias que acuden a Proyecto Hombre no demandan ayuda por el consumo de alcohol, pese a tener un uso “problemático”. “El alcohol sigue siendo un problema invisible ante los ojos de la sociedad, ya que existe una alta tolerancia social”, añadió.

De ahí que que la directora general de la entidad, María Paz de la Puente, reclamara una “responsabilidad compartida” al asegurar que es el alcohol es un problema social y pidiera la colaboración del mundo adulto como hosteleros, vendedores y políticos, entre otros.

No en vano, recordó que existe una alta tolerancia social al alcohol, hasta que el punto que se trata de una droga “tolerada”. Consciente de ello, la Fundación cuenta con el Programa Icaro, que el año pasado trabajó con once menores derivados tras el ingreso en las Urgencias de los hospitales por el consumo abusivo de alcohol, ya sea por una intoxicación etílica o un coma etílico. De la Puente advirtió que estas situaciones pueden llevar a la muerte por una depresión cardiorespiratoria, por que el alcohol es un depresor del sistema nervioso.

La responsable destacó que el menor tiene derecho a no drogarse y los adultos tienen la obligación de garantizarlo, “por encima de cualquier interés económico, político o social”. “Vamos avanzando en la prevención y la prohibición del consumo, que pasa por reducir la accesibilidad, pero cuesta”, aseveró.

 

22 casos por el uso de pantallas

La memoria de Aldaba-Proyecto Hombre Valladolid, con el lema ‘El valor de la diferencia: el derecho a no beber’, también hace hincapié en otro tipo de adicciones entre los menores de edad como la problemática del uso de las pantallas, sobre todo a través de los dispositivos como el teléfono móvil y la tableta. El Programa Gaming atendió en 2024 a 22 casos, a partes iguales entre chicos y chicas. “Cuando los jóvenes tienen dificultades con el manejo de las TRICS -Tecnologías de la Relación, la Información y la Comunicación-, perdemos de vista la visión de los padres para poder manejar esta circunstancia, a través de los límites, comunicación más cercana y el fomento del ocio más saludable”, declaró.

En este sentido, citó el Programa Forja que atendió a cinco jóvenes que aún no han empezado a consumir pero tienen ciertos factores de riesgo, por lo que cuentan con mayores probabilidades de “caer”. Citó las problemáticas con las pantallas, aislamiento social, absentismo, conflictividad familiar.

Camarero dejó claro que el Proyecto Hombre afronta casos “más complejos” entre los jóvenes, lo que obliga a adaptarse “constantemente” a los cambios sociales pero también ha motivado el “fortalecimiento” la red de atención con un abordaje integral, con una colaboración estrecha con el trabajo que se lleva a cabo en las unidades de Psiquiatría Infanto Juvenil. Por su parte, la directora general alertó del consumo simultáneo del cannabis, el alcohol y los estimulantes entre los jóvenes de 25 a 30 años, que produce “efectos inesperados” y las desintoxicaciones no son “fáciles” por las reacciones de los diferentes tipos de drogas.

De ahí que hablara de la necesidad de avanzar en la profesionalización de los programas y la especialización, que pasa por evitar los diagnósticos “fragmentados”. Tampoco se olvidó de mencionar la atención en el ámbito socio familiar, con la implicación de la familia y la red social y la colaboración con los entornos judiciales, sanitarios, educativos y de Salud Mental.

 

Violencia filioparental

Por último, la Fundación atendió en 2024 un total de 35 casos en el Programa Eirene para la prevención de la violencia filioparental, un número similar al del año anterior. La edad media de los chicos y chicas fue de 14,2 años y destaca el hecho diferencial de que el 48 por ciento de los participantes tenía a sus progenitores separados y un once por ciento procedía de familias monoparentales.

Un total de 4.247 personas se beneficiaron de la acción de los diferentes programas de la Fundación Aldaba-Proyecto Hombre Valladolid en 2024, de las que 2.996 fueron familias y 1.251 adultos. Los casos más graves obligaron a una estancia en las áreas residenciales, que pudieron prolongarse más de un año y medio, con un trabajo psicoterapéutico “intensivo”.

La directora de Programas, Ana Macías, recordó que 409 personas demandó ayuda el año pasado, de las 139 (114 hombres y 24 mujeres) entraron en los programas de tratamiento. La mayor parte fue derivada al centro de día, un recurso ambulatorio para abordar las problemáticas menos cronificada entre la población “bastante normalizada”.

El medio centenar de casos más graves llegó a las comunidades terapéuticas, que son un recurso residencial con personas con un nivel de consumo elevado y cronificado, además de confluir problemáticas “más graves”. Macías apuntó, según recogió Ical, que son personas que han intentado tratamientos ambulatorios que no han funcionado, además de no tener soporte y apoyo.

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