La plaza de toros de Ciudad Rodrigo, en la provincia de Salamanca, será declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León. Así lo recoge el Boletín Oficial de Castilla y León de este viernes que publica la resolución de la Dirección General de Patrimonio Cultural, fechada el 13 de enero, por la que se incoa procedimiento para la declaración de la tradicional y artesanal construcción del coso taurino de de Miróbriga como de carácter inmaterial.
La publicación en el Bocyl del procedimiento llega apenas una semana después de que el consejero de Cultura Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja, lo avanzara durante una visita a Ciudad Rodrigo junto al director general de Patrimonio. “La conozco perfectamente. Es una catedral de madera, un monumento de la artesanía popular”, valoró Santonja en declaraciones recogidas. “Cuando el vicepresidente, García-Gallardo, y yo estuvimos aquí, le pregunté al alcalde e inmediatamente lo pusimos en marcha”, añadió el consejero.
Según recoge el Bocyl, la construcción de la plaza de toros de Ciudad Rodrigo constituye un “singular ejemplo de arquitectura efímera” que se monta y se desmonta íntegramente cada año en la Plaza Mayor, con motivo de la celebración del popular Carnaval del Toro, “siguiendo un modo de hacer artesanal transmitido y mantenido como patrimonio vivo de generación en generación desde el siglo XV, expresión significativa de la forma de vida de una comunidad, seña de identidad y cohesión de los vecinos que tradicionalmente se ha desarrollado en esta localidad”.
Desde el siglo XV, la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo ha sido el “referente taurino y el enclave oficial” para la celebración de todo tipo de festejos, si bien, según el documento oficial, las primeras fuentes documentales que relacionan la configuración y el desarrollo de festejos taurinos con el Carnaval son del siglo XVIII. En 1732 el Ayuntamiento fijó los eventos taurinos en torno a las carnestolendas, celebración que tiene lugar inmediatamente antes del inicio de la cuaresma cristiana, que coincide con el Miércoles de Ceniza y con fecha variable entre enero y marzo según el año.
La primera referencia documental encontrada en el Archivo Histórico Municipal, en relación con los espectáculos taurinos y los tablaos, está fechada en 1418 y documenta el pago de Bertol Sánchez, arrendatario del piélago o tramo de río junto al Puente Mayor, en concepto de alquiler de la talanquera y los tablaos, con motivo de la celebración de la festividad de San Juan. Asimismo constan por primera vez en el libro de acuerdos municipales de 1770 las partidas de gastos e ingresos pormenorizados del desarrollo de un carnaval con la contratación y explotación de la plaza.
La Junta de Castilla y León destaca además, sobre la riqueza inmaterial de los tablaos, que dentro de las celebraciones relacionadas con el Carnaval del Toro se ha desarrollado un “rico patrimonio cultural” que se refleja en la música popular, costumbres y tradiciones. Aunque el hecho más destacable que constituye el objeto de este expediente de declaración de interés cultural es la construcción del coso taurino, en concreto, su artesanal proceso constructivo.
En su construcción participan los ciudadanos mirobrigenses organizados en diferentes gremios, dirigidos por una sabiduría tradicional que pasa de padres a hijos y de unos adjudicatarios a otros, con la experiencia de cientos de años en la construcción de un entramado “perfecto y seguro” de vigas, tablas, largueros, forros y cuñas, todo bien aferrado con las conocidas puntas de ‘veinte-ciento’ y alguna otra brida, que deviene en un cuadrilátero constituido en poco más de tres días por 47 tablaos y cinco puertas.