Denunciados por cazar de manera furtiva y en horario nocturno en un coto de Olivares de Duero (Valladolid)

Los agentes de la Guardia Civil decomisaron un rifle de caza mayor y un visor térmico

Agentes de la Guardia Civil de Valladolid interceptaron a dos hombres mientras realizaban caza furtiva nocturna en un coto de Olivares de Duero, donde uno de ellos portaba un rifle de caza mayor fuera de su funda, provisto de mira telescópica y munición a su lado, mientras que el conductor poseía un visor térmico encendido, según fuetes del instituto armado.

Por ello, se formularon denuncias por varias infracciones graves la Ley 4/2021, de 1 de julio, de Caza y de Gestión Sostenible de los Recursos Cinegéticos de Castilla y León, siendo decomisados el rifle de caza mayor y el visor térmico por ser este un dispositivo auxiliar prohibido para el ejercicio de la caza.

Los funcionarios tuvieron conocimiento, por parte de vecinos de distintas localidades de la demarcación de Quintanilla de Onésimo, de que se pudieran estar realizando actividades furtivas desde vehículos a motor y en horas nocturnas, con el fin de abatir piezas de caza mayor.

El equipo del Seprona de la Guardia Civil inició actuaciones para el esclarecimiento de los hechos, efectuándose dispositivos para la localización de los furtivos y sancionar dichas conductas, de la mano de servicios preventivos contra la caza furtiva en distintos horarios y frecuencia.

Como resultado de los servicios realizados, el 04 de febrero se sorprendió a dos personas mientras efectuaban prácticas cinegéticas prohibidas con un vehículo todoterreno en un coto de caza de Olivares de Duero (Valladolid).

Reconocido el interior del vehículo, no se halló ninguna pieza de caza, aunque se encontraron diferentes elementos relacionados con la caza, como linternas, diferentes cuchillos, un hacha de pequeñas dimensiones y varias bolsas de plástico de diferentes tamaños. Tanto el arma de fuego como el visor que transportaban eran propiedad del conductor del vehículo, pero durante los hechos, la persona que tenía acceso al arma y a la munición era la que viajaba en la parte trasera.

Desde la Guardia Civil explicaron que estas personas se amparaban en una autorización de control poblacional de jabalí, concedida por el Servicio de Medio Ambiente, para poder circular dentro del coto de caza con aparente legalidad y circulan por caminos o a veces fuera de ellos.

La función del conductor era localizar las piezas de caza con ayuda de las luces del vehículo y del visor térmico, mientras que el acompañante que viaja en los asientos traseros con las dos ventanillas abiertas podía hacer uso del arma en cualquier dirección para intentar abatir la pieza una vez avistada.

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