El Puente de Simancas (Valladolid), declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento

Se delimita un entorno de protección adecuado para preservar la visión paisajística esencial del monumento, que permite apreciarlo en su entorno natural

El Puente de Simancas (Valladolid) fue declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento, tras su aprobación en la sesión ordinaria de Consejo de Gobierno celebrada esta mañana. Situado al sur de la localidad sobre el río Pisuerga, constituye un paso “fundamental” para entender la historia de este territorio.

El puente se levanta sobre 17 arcos que descansan en pilas cimentadas sobre la roca del lecho del río. Entre estos arcos desiguales, diez son ojivales y los siete restantes de medio punto, con diferentes facturas. Ahora, se delimitará un entorno de protección adecuado para preservar la visión paisajística esencial del monumento, que permite apreciarlo en su entorno natural.

Se ha sostenido para este puente un probable origen romano, dada la antigüedad del poblamiento del núcleo urbano de Simancas, la antigua Septimanca, y la importancia del paso de la calzada que unía las ciudades romanas de Segisamo, en Olmillos de Sasamón (Burgos), con Ocellum Duri, en Villalazán (Zamora). En el estudio arqueológico realizado en los años 2023 y 2024, vinculado al proyecto de restauración del puente promovido por la Junta de Castilla y León, no fue posible reconocer ningún elemento de factura romana en ninguno de los tramos ni alzados del mismo, pero sí debió existir ese importante paso en épocas pretéritas. La Simancas medieval fue plaza adelantada del reino de León sobre la frontera del río Duero en el siglo X.

El origen del puente, en base al estudio y análisis estratigráfico citado, puede situarse entre 1090 y 1120, por lo que se considera un origen pleno medieval, de entre finales del siglo XI e inicio del siglo XII para esta construcción que ha llegado a nuestros días. Desde mediados del siglo XIII hasta el siglo XV, se sucedieron las primeras reformas estructurales que es posible reconocer y es en estos momentos cuando se levanta la torre de piedra, desaparecida entre 1916 y 1922, que controlaría el cobro del pontazgo, impuesto con el que se gravaba el paso por el puente. En el siglo XVI se realizaron obras de gran calado, esencialmente en su zona central, siempre la más vulnerable y expuesta y otra de las fases más significativas de reformas y arreglos se produce durante la Guerra de la Independencia.

Ya en el siglo XX, en 1962, una fuerte avenida de agua provocó una peligrosa inclinación de una pila en la zona central del puente, lo que produjo la ruina de una de las bóvedas contiguas. Esta riada causó grandes daños estructurales que fueron objeto de reconstrucción. Por su estado de conservación fue cerrado al tráfico rodado en el año 2006, siendo desde esa fecha de uso peatonal y para el tránsito de bicicletas. En los años 2023 y 2024 ha sido objeto de nuevas obras de reparación integral. La obra de ingeniería del puente se completa, en su entorno, con otros elementos que conforman un sistema complejo en el que se insertaron en diferentes épocas, azudes, molinos y pesqueras.

Los valores patrimoniales del Puente de Simancas se reflejan en su importancia en cuanto a la articulación territorial y las comunicaciones a lo largo del tiempo, junto a la aplicación del ingenio y las técnicas constructivas para su levantamiento y reconstrucciones sucesivas, la confirmación de la presencia de talleres medievales con técnicas de cantería para el trabajo de construcción de las fases más antiguas, la utilización del conocimiento propio de la ingeniería civil a lo largo de su historia más reciente y hasta la actualidad y el uso imprescindible para la actividad humana a lo largo de su vida útil, “siendo todos ellos avales, junto con su estado de conservación, de su excepcionalidad”, concluyeron desde la Junta.

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