El Consejo de Gobierno aprobó la declaración de la Loa de Nuestra Señora de la Asunción, en La Alberca, Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial, como una representación de «alto valor patrimonial caracterizada por la interdependencia de valores tangibles e intangibles, que constituyen su espíritu y esencia».
Se trata de una manifestación cultural que cuenta con un papel activo de la sociedad y constituye un «referente identitario de la población que lo ha impulsado» y cuya protección y salvaguarda de sus valores han determinado su declaración como Bien de Interés Cultural.
La Loa de la Asunción de Nuestra Señora, popularmente conocida por los lugareños como ‘La Loa’, es una obra de teatro popular, representada en la fiesta patronal de La Alberca (Salamanca) en honor a la Asunción de la Virgen, que tiene lugar el 16 de agosto, en un tablado al aire libre que se monta en la plaza de la iglesia. La Loa pertenece al género de teatro menor conocido como ‘loa’, en particular a la ‘loa entremesada’, mezcla de los elementos de la loa con los del entremés, en la que se plantea, a modo de moralidad, la arquetípica lucha entre el mal y el bien, con el triunfo final de este último.
Se trata de una obra de teatro popular que mezcla elementos religiosos y profanos, rústicos y alegóricos, y que participa de lo que eran las moralidades medievales, en la medida en que invita a los vecinos a seguir el camino del bien, evitando caer en el mal, esto es, ser devotos de la Virgen María y seguir el camino de las siete virtudes y evitar las tentaciones del Demonio y, también, evitar caer en los siete pecados capitales.
El objeto de esta declaración como Bien de Interés Cultural y base de su identidad es la propia representación del texto, transmitido de mano en mano, compartido y retocado de continuo por los propios actores, pero siempre manteniendo su estructura invariable, asegurando su aprendizaje dentro de la familia para cada una de las representaciones que tienen lugar todos los años en la misma fecha y en el mismo lugar.
Sus orígenes se remontan al siglo XVII, según consta en diversos documentos de protocolos notariales del Archivo Histórico Provincial de Salamanca, e incluso al siglo XVI, si se atiende a la Colección de autos, farsas y coloquios (conocida como Códice de Autos Viejos, manuscrito atesorado en la Biblioteca Nacional de España, en Madrid), donde aparecen dos piezas tituladas Auto de la Asunción de Nuestra Señora.
Entre los personajes de la obra, los más destacados y vigorosos por crear una mayor tensión dramática o cómica son los del Demonio y su corte de pecados capitales, y en contraposición, el Ángel, acompañado por las siete virtudes representadas por siete niñas y la serpiente, una figura de madera, animal de cuatro patas, a modo de dragón de siete cabezas. Pero el verdadero conductor del espectáculo dramático albercano es el personaje del Gracioso, perteneciente como los Galanes al mundo pastoril que, con sus parlamentos y ocurrencias, llenos de picardía y de comicidad, provocan de continuo la risa en los espectadores.
Los actores y actrices de la Loa de la Asunción de Nuestra Señora son los propios vecinos del pueblo, que, voluntariamente, se ofrecen para poner en escena la representación. A fuerza de representarlo año tras año, el texto de la Loa o partes del mismo se lo saben de memoria, lo que permite a los vecinos encarnar sin problemas cualquier papel de la obra y que nunca falten actores para la representación. Es una tradición que determinadas familias del pueblo encarnen determinados papeles y los van representando año tras año, pasando de padres a hijos e incluso nietos. La indumentaria de estos personajes es la misma año tras año, lo que facilita la identificación visual por parte del público de cada uno de los participantes.
La Loa de la Asunción de Nuestra Señora es un texto anónimo en verso, en el que encontramos innumerables rasgos que lo relacionan con las loas y entremeses del teatro barroco español, tanto en el lenguaje, la versificación y la métrica, como en el asunto y en los personajes. Posiblemente haya sido compuesto por algún personaje culto de la localidad, y el texto –del que se cuenta con cuatro textos editados-, que ha ido de mano en mano para su aprendizaje y la representación, ha sido compartido y retocado de continuo para cada una de las representaciones, siempre manteniendo su estructura invariable.
Manifestación cultural
Entre los valores significativos y relevantes que confluyen en esta manifestación cultural, susceptible de su calificación como Bien de Interés Cultural, destacan, en primer lugar, una tradición con referencias documentales del siglo XVII, cuya representación se ha llevado a cabo sin interrupción desde esa fecha hasta la actualidad, gracias a la participación de los miembros de la comunidad, que participan activamente y que constituye la base de su identidad.
Es el pueblo, con las diferentes familias que lo componen, empujado por la fuerza de la tradición, el auténtico protagonista de la Loa de la Asunción de Nuestra Señora.
La especificidad y plasticidad de la celebración se caracteriza por este alto grado de participación e implicación de los miembros de la comunidad, pero además por su interrelación con un importante número de elementos de interés histórico y cultural.
Por un lado, el escenario de la representación, al aire libre, con la iglesia y la plaza como centro; por otro lado, la indumentaria, que se ha mantenido inalterada años tras año, lo que facilita la identificación de los personajes. A esto se unen las manifestaciones musicales y la gastronomía típica, con los turuletes dulces típicos, junto a los bizcochos y rosquillas.