El Mariquelo cumple la tradición y sube al cielo de Salamanca por los enfermos de ELA y Parkinson

Como cada 31 de octubre, Ángel Rufino de Haro asciende a la torre de la Catedral Nueva en conmemoración del terremoto de Lisboa de 1755

Como cada 31 de octubre, víspera de Todos los Santos, vestido de charro y acompañado de su inseparable gaita y tamboril, El Mariquelo volvió a tocar el cielo de Salamanca. El folclorista Ángel Rufino de Haro cumplió de nuevo con la tradición, y con esta suma 37 veces, de subir hasta la torre de la Catedral Nueva y realizar una acción de gracias. En esta ocasión, por los enfermos de ELA y Parkinson.

Tras llegar a la ciudad por el Puente Romano al ritmo de su música, esta vez sin caballos, inició un recorrido por las calles más céntricas de la ciudad, pasando por la Plaza Mayor, y retomando su marcha hasta la plaza de Anaya, a los pies de la Catedral.

 

David Arranz / ICAL. El folclorista Ángel Rufino de Haro cumple la tradición y asciende por trigésimo séptima ocasión a la torre de la Catedral Nueva de Salamanca por los enfermos de ELA y Parkinson.

 

Pasadas las 11.30 horas, El Mariquelo inició su subida hasta la campana grande del templo, ‘María de la O’, deteniéndose y asomándose en el reloj instalado en uno de los laterales de la Torre de las Campanas.

Como cada año, con el cielo como límite y manteniendo la tradición con “poderío y salero”, pidió “alegría, salud y dicha” a los pies de la campana ‘María de la O’. Allí terminó la suelta de las palomas, y tocó 37 campanadas en honor a los años de celebración de la ascensión.

 

 

La tradición de la subida a la Torre de las Campanas procede del día 31 de octubre de 1755, cuando el terremoto registrado en las costas de Lisboa, catalogado con un 9 en la escala de Richter, provocó un temblor que se extendió por toda la comunidad castellano y leonesa. Como consecuencia de ello, los salmantinos acudieron a refugiarse en la Catedral Nueva, finalizada apenas 22 años antes, salvándose de las posibles consecuencias del seísmo.

Desde entonces, un miembro de la familia conocida como ‘Los Mariquelos’ comenzó esta ascensión al punto más alto de la Torre de las Campanas en cada aniversario del terremoto, para agradecer que la Catedral Nueva se hubiese mantenido en pie y pedir que el suceso no se repitiera. Sin embargo, y con la última ascensión de Fabián Mesonero en 1977 como último miembro de la familia de ‘Los Mariquelos’, la tradición quedó en suspenso hasta que ocho años más tarde fue retomada por Ángel Rufino de Haro.

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