La alondra ricotí y el sisón pueden esfumarse de Castilla y León en una década

La Junta deberá presentar una estrategia para estabilizar las especies en la Comunidad

La pérdida del modelo de agricultura y ganadería tradicional, basado en la producción de cereal de secano y la ganadería extensiva de ovina sobre pastizales y rastrojos, provoca la pérdida de diversidad y la escasez de ejemplares de alondra ricotí y sisón común lo atestiguan.

Hace escasos días, el Boletín Oficial del Estado declaró a las dos especies, la primera habita en Soria, principalmente, y la segunda en casi toda la Comunidad, en Peligro de Extinción, una declaración que habla de la pérdida de biodiversidad y el declive de estas dos aves.

Es, sin duda, una llamada de atención para poner medidas después de que los últimos censos, realizados por la Junta de Castilla y León durante la pandemia, ya reconociesen que las poblaciones de sisón común en los últimos 20 años se habían reducido en un 75 por ciento en la Comunidad.

El sisón es un ave muy ligada a planicies abiertas, fundamentalmente vinculadas a cultivos de secano de cereal y a prácticas tradicionales como los barbechos. La alondra ricotí se asocia a la ganadería ovina en extensivo de pastizales áridos.

El ornitólogo de Seo Bird Life Juan Luis Hernández señala respecto a la alondra ricotí que el 20 por ciento de los ejemplares de España habitan en Soria y el último censo realizado por la Junta de Castilla y León señala que de los 958 machos que habitaban en 2021 en la Comunidad, el 93,3 por ciento, prácticamente toda la población, estaba en esta provincia, sobre todo en el sur. “Soria es una zona muy importante en cuanto a la conservación de esta especie, junto con Teruel”, apostilla.

La alondra ricotí vive en zonas esteparias, de paramera de vegetación natural, llanas y abiertas de la mitad sur de Soria. La Administración declaró dos Zepas para su protección en los altos de Barahona y los paramos de Layna pero también se distribuye por otras zonas de la provincia ligadas a estos hábitats.

El ornitólogo reconoce que la Junta, tras contar con los censos oportunos, sí ha hecho una protección efectiva sobre los terrenos donde habita la alondra, sin embargo, el hecho de que no haya rebaños de ovejas pastando por los terrenos que contribuían al mantenimiento de ese hábitat provoca la pérdida de esta especie cuyo alimento depende de ello. «La disponibilidad de alimentos está vinculada a la existencia de esa especie”, advierte para indicar que fomentar la permanencia de la ganadería de ovino, es complicado porque ahora nadie quiere ser pastor.

Respecto del sisón, el hecho de labrar de forma intensa, que no haya terrenos en barbecho, y el uso de fitosanitarios es decir, la agricultura intensiva, han provocado el declive de esta especie y su evolución negativa.

En 2020 se abordó un censo de sisón que abarcó la práctica totalidad del área de distribución conocida durante las últimas dos décadas, así como algunas áreas no muestreadas con anterioridad con hábitat apropiado o próximas a zonas con presencia conocida de la especie. En total se muestrearon 300 cuadrículas y más de 5.000 estaciones de escucha, estimándose una población que ronda los 1.000 machos reproductores.

La especie se localiza fundamentalmente por el oeste y noroeste de la Comunidad, en las provincias de León, Zamora y sus límites con Valladolid (La Valdería, Oteros, páramos de Benavente – sur de León y Villafáfila y su entorno), con núcleos de menor extensión territorial repartidos por campiñas y distintos páramos, de todas las provincias de la Comunidad, siendo los más relevante de todos ellos el presente en los campos y páramos del este y sur de Soria.

El conjunto de ZEPA de Castilla y León albergan menos de 400 machos de sisón, siendo los espacios de Lagunas de Villafáfila y Oteros-Campos los espacios que mayor número de sisones albergan.

La especie se ha extinguido o rarificado en numerosos núcleos históricos, fragmentando sus poblaciones, que han quedado recluidas principalmente a pequeñas áreas con hábitat óptimo, mostrando una disminución aproximada del 70 por ciento en las últimas dos décadas. Este acusado descenso se ha producido en general en toda la Comunidad autónoma, especialmente relevante fuera de Villafáfila, ciertos páramos y campiñas leonesas y sorianas, así como pequeñas zonas del resto del territorio que mantienen una estructura de hábitat óptima para la especie.

El ornitólogo asegura que basta con dar un paseo por el campo para comprobar que los machos cantan “para nada” porque no hay hembras, y vaticina que en diez años la especie entrará en una situación “crítica”. “En una década no habrá sisones”, concluye.

La comunidad científica insiste en la necesidad de mayor acción por parte de las administraciones públicas, especialmente las comunidades autónomas, que son las instituciones con mayores competencias para la conservación de ambas especies.

Desde Seo Bird Life recomiendan ampliar el número de espacios protegidos favorables para la especie, o ampliar los existentes. En concreto, es fundamental ampliar el número de Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), una de las categorías de protección dentro de la Red Natura 2000, la red de áreas protegidas de la Unión Europea.

La Junta deberá poner en marcha la correspondiente estrategias y plan de recuperación para ambas especies, al igual que otras comunidades autónomas que sufren el declive de las mismas especies.

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