Las tres hermanas clarisas de Santa Marina en Zamora cierran el convento y se trasladan a León

El edificio, que data de 1482, pasará a formar parte del patrimonio del Obispado de Zamora

Las tres hermanas clarisas que todavía residen en el Convento de Santa Marina se trasladarán próximamente a León, al verse “obligadas” a cerrar el monasterio por la “drástica” reducción del número de integrantes durante los últimos años, que “impide que funcione con autonomía”. De hecho, por motivos de salud, la abadesa ya vive con las monjas clarisas en la capital leonesa desde el pasado mes de diciembre, según confirmaron fuentes del Obispado de Zamora.

Según señalaron las propias hermanas, el Convento de Santa Marina “pasa, ahora, a formar parte del patrimonio del Obispado de Zamora”, tal y como se dispuso en la escritura de compraventa de la casa-palacio que fue la sede del monasterio desde finales del siglo XIX. “En ese momento, se formalizó la compraventa entre los entonces propietarios del edificio y la comunidad de hermanas clarisas se muestra unánimemente conforme con dicha cláusula”, apuntaron.

 

 

La diócesis de Zamora “agradece profundamente” el “trabajo callado” que ha realizado esta comunidad durante siglos, “contribuyendo al sostenimiento espiritual del pueblo cristiano de esta ciudad con su cercanía, oración y constante búsqueda de la santidad”, según señalaron fuentes del Obispado.

“Las hermanas, en su vida escondida de clausura, han sido un regalo que el Señor le ha hecho a nuestra Iglesia y a nuestra ciudad. Su vida consagrada, su ejemplo, su silencio y su pobreza nos acompañarán siempre.Confiamos en que las hermanas, ahora desde León, sigan intercediendo por esta iglesia que peregrina en Zamora”, añadieron.

El Convento de Santa Marina, ubicado en la plaza Fray Diego de Deza, en la capital zamorana, fue fundado en 1482. “Desde 1766, las religiosas marinas vivían en un convento ubicado en la zamorana calle de Santa Clara. En 1868, el gobierno revolucionario decidió convertir su convento en la sede del Gobierno Civil y, por ello, las religiosas fueron exclaustradas y trasladadas al Monasterio de Santa Clara, donde permanecieron 13 años”, según explicó en su tesis doctoral el delegado de Patrimonio, Miguel Ángel Hernández.

“Llegada la restauración, y con el apoyo del nuevo obispo, en 1881, las religiosas salieron del convento de Santa Clara y se fueron a vivir a una casa que habían comprado en la Rúa de los Notarios mientras buscaban una vivienda definitiva. Por aquellos años, el marqués de Villagodio estaba reedificando su palacio para hacerlo más confortable pero, concluidas las obras, en 1878, murió su mujer, que era la heredera natural del inmueble. El marqués decidió entonces trasladarse con sus hijos a Bilbao, poniendo en venta su palacio”, añadió.

Las religiosas no poseían suficiente dinero para comprarlo pero el obispo, junto a otros prelados españoles, luchó por conseguir la indemnización que el Estado había prometido para aquellas religiosas que hubiesen sido despojadas de sus monasterios durante el sexenio revolucionario. “Como fruto de estas negociaciones consiguieron 210.000 pesetas, cantidad suficiente para comprar el palacio del marqués de Villagodio. Desde ese momento ocuparon su actual ubicación hasta la fecha”, expuso el delegado de Patrimonio.

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