Una tradición familiar de calidad

La librería burgalesa Luz y Vida (1948) obtiene el Sello de Librería de Calidad del Ministerio de Cultura, la primera en Burgos y la octava en Castilla y León

 

Con más de 70 años de historia, la librería burgalesa Luz y Vida destaca por ser uno de los establecimientos más reconocidos de la ciudad, y por contar desde hace un mes con la certificación del ‘Sello de Librerías de Calidad’, convirtiéndose así en la primera librería burgalesa en obtenerlo, y la octava en Castilla y León.

Se trata de un reconocimiento instaurado en 2015 por el Ministerio de Cultura y Deporte, con el objetivo de consolidar, fomentar e identificar aquellas librerías del país que destaquen en su gestión, para que se conviertan en espacios culturales para el disfrute de los usuarios. Castilla y León dispone de otros siete establecimientos libreros que cuentan ya con este distintivo, por detrás de comunidades como Madrid, Cataluña, País Vasco o Andalucía; y por delante de Galicia o Asturias.

Fundada en 1948 por Álvaro Manso Barbadillo, ‘Luz y Vida’ es uno de los comercios favoritos de los ciudadanos burgaleses, debido a su gran tradición e historia, así como por la gran variedad de libros de los que dispone. Esta librería, situada en la zona centro de Burgos, es un negocio familiar de la familia Manso, que actualmente se encuentra regentada por su tercera generación. Desde su constitución, con el paso de los años, no solo el nombre Álvaro se ha ido heredando de padre a hijo, sino también la pasión y el amor por los libros.

“Es un reconocimiento complejo, que lleva mucho trabajo”, valora Álvaro Manso hijo, quien regenta actualmente la librería, “lo que hace al final es certificar que estás en la línea correcta y te hace ir mejorando día a día los procesos”. Asimismo, considera que esta certificación puede abrir “nuevas posibilidades” al negocio, ya que de alguna manera se van “asentando los procesos ordinarios”, y afirma que “parte de esa certificación es también el análisis continuo de lo que se está haciendo”.

Por ello, en su opinión, el motivo por el cual la librería burgalesa ha conseguido este sello de calidad es debido a la gente que en ella trabaja, un equipo al que definió como “muy bueno”, y que cuenta con esa “calidad” que requiere el certificado.

Álvaro Manso padre, hijo del fundador de este negocio, recuerda los inicios de esta librería, cuando fue concebida por su padre para ser un lugar de venta de libros religiosos, que con los años fue evolucionando hasta la época actual en la que un cliente puede encontrar desde novela histórica, pasando por libros de cocina e incluso uno de los géneros con más tirón en los últimos años: la novela gráfica y los libros ilustrados.

“Mi padre siempre decía que era muy difícil conseguir un cliente y muy fácil perderlo”, recuerda, por lo que “había que luchar el día a día para conseguirlo y no perderlo”. Una frase que le marcó y que han tratado de cumplir tanto él como su hijo, buscando ofrecer a los clientes un trato más personal. En este punto afirma que con el paso de los años ha habido un “cambio brutal” en el gusto literario de los burgaleses. “Se leía muchísimo menos”, afirma, e incluso “existía mucha menos opción que la que hay hoy”.

La gran amplitud de editoriales, así como la salida al mercado de diferentes géneros “ha abierto otros caminos que hace muchísimos años no había”, lo que ha influido en el gusto de los ciudadanos. “Desde la época que yo comencé a ahora he visto un cambio de lectura”, indica, “ahora leen posiblemente más las mujeres que los hombre, y antes era al revés”. Al respecto, su hijo señala que su principal comprador y lector es una mujer de mediana edad, con un poder adquisitivo mediano, y añade que de hecho hay muchos autores que “piensan en ese perfil” a la hora escribir libros.

 

Competidor online

Uno de los grandes competidores a los que se enfrentan desde hace unos años las librerías físicas es a la venta de productos online, y en este aspecto destaca en especial el nombre de Amazon. Para luchar contra este ‘gigante’ del mercado, Álvaro Manso hijo afirma que se debe hacer “lo que se ha hecho toda la vida”, es decir “conocer a los clientes”.

 

Ricardo Ordóñez / ICAL La librería burgalesa Luz y Vida (1948) obtiene el Sello de Librería de Calidad del Ministerio de Cultura, la primera en Burgos y la octava en Castilla y León. En la imagen, el fundador de la librería, Álvaro Manso Barbadillo, y su hijo Álvaro Manso

Al respecto, señala que estas plataformas de venta online tratan de “imitar un poco” lo que se ha hecho siempre tradicionalmente, ya que al comprar a través de ellas, lanzan ofertas de otros títulos que podrían interesar al comprador. “Ellos lo hacen a través de una estructura numérica y nosotros a través del bagaje que tiene cada librero”, lo cual destaca como la “clave” de éxito frente a estas plataformas.

“Las librerías físicas tradicionales han hecho un gran esfuerzo por competir en ver qué cosas se estaban haciendo bien a través de internet y que cosas había que mejorar”, afirma, por ello destaca que estos competidores “te hacen mejorar en determinadas cosas”.

 

Nivel de lectura

Por otro lado, un hecho que afecta directamente a las librerías es el nivel de lectura que hay en su Comunidad, algo que Manso define como el “caballo de batalla” de Castilla y León en comparación con el entorno. En este punto asegura que en el caso de los niños su nivel es “razonablemente alto”, puesto que hay niños que leen mucho y que, incluso, son “muy voraces” en este sentido. Sin embargo, con la llegada de la adolescencia se produce una ruptura en este aspecto, por lo que el porcentaje de jóvenes lectores es menor. De hecho, este es uno de los espacios de tiempo que buscan cubrir las editoriales, para atraer a más a los jóvenes a la lectura.

Por otro lado, Manso señala que también existe una población adulta mayor que “lee muy poco o que se acerca al libro esporádicamente”, un dato que hace que haya un índice de lectura bajo con respecto al entorno. Asimismo, indica que es necesario que los libros de papel estén “más presentes en los colegios” pero en otras actividades. “Al final es muy satisfactorio lo que se genera alrededor del libro y la lectura en general”, aunque también destaca que en su opinión esto es “un proceso”, puesto que con el paso de los años los niveles de lectura han ido mejorando, por lo que este camino continuará de manera proporcional.

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